Los corceles (Al adiat)

1,2,3,4,5,6,7,8) Por corceles que jadean, que lanzan chispas, que atacan por la mañana, y así hacen volar el polvo, y penetran en el centro de los recursos más preciosos de una sociedad, el hombre es en verdad desagradecido con su Señor, y sin embargo él es sin duda testigo de ello. Y por el amor de las riquezas es verdaderamente ardiente.
9,10,11) ¿No saben, pues, estos especuladores, que cuando lo que está en los sepulcros se voltea, y se revela lo que está en los pechos, en ese día su Señor ciertamente los conocerá?